Excursión a Tánger desde Casablanca

La excursión empezará en su propio hotel, donde lo recogeremos. Iremos a la estación de tren para ir a Tánger en el tren de alta velocidad que nos asegura estar en nuestro destino en menos de tres horas.

Al llegar nuestra primera parada será la Avenida Pasteur donde encontraremos sitios emblemáticos como la “Terrace des Paresseux” o el “Café París”. A tan solo 7 minutos andando estaremos en el Gran Zoco en el que podremos ver a los residentes disfrutar las posibilidades cosmopolitas que ofrece Tánger, ya sea en forma de cafeterías o un paseo tranquilo por los jardines que se encuentran justo al lado. Los jardines de Mendoubia son un sitio perfecto para relajarse lleno de dragos, un árbol propio de las Canarias y del oeste de Marruecos.

Nuestro siguiente destino pasa por subir por el Monte de Tánger, visitando las Grutas de Hércules hasta llegar al Cabo Espartel, el punto más al norte de toda África. El sin duda fotogénico faro que adorna semejante postal es un lugar perfecto para tomar un té o café y disfrutar de las vistas.

El Gran Zoco también marca el final de la Ville Nouvelle que da paso a la Medina, el centro histórico de Tánger. Es un laberinto de calles estrechas que caen por la ladera en dirección al océano.

Nuestra siguiente parada se encuentra al norte, la Gran Mezquita de Tánger que se encuentra justo al lado de la iglesia de la Inmaculada Concepción, construida por españoles en 1880. De ahí seguimos por la calle Siaghine hacia el ojo del huracán que es la Medina tangerina, el Pequeño Zoco. Atrajo a autores y viajeros como Paul Bowles o Jack Kerouac, visita obligada al pisar la Ciudad Blanca. Con un ambiente tranquilo en los tiempos modernos, es frecuente ver a personas mayores disfrutando de un té, nada mejor para una buena impresión marroquí.

Ya solo nos queda seguir a la visita a la Kasbah, la antigua casa del sultán. La puerta nos llevará a un patio enorme que nos abre las puertas al museo de la Kasbah y al palacio Dar el-Makhzen. Un edificio del S. XVII que ha ido expandiéndose con cada sultán que muestra la maestría de la artesanía marroquí, con los techos de madera grabada y los patios de mármol que hacen una visita obligada.

Dirección sureste encontramos nuestra última parada, el museo de la Legación Americana, anteriormente el consulado americano y el puesto diplomático norteamericano más antiguo. Reconvertido a museo, muestra la historia de la relación entre Estados Unidos y Marruecos, que fue uno de los primeros países en reconocer la independencia del primero. Dentro se encuentra la carta que Washington le envió al príncipe Moulay Abdallah.